El término currículum proviene de la palabra latina
“currere” que significa: carrera, recorrido que debe ser realizado, pero
también significa: carro pequeño, correr, corrida (implica movimiento,
dinamismo).
Dependiendo de posturas personales y concepciones de la
educación, existe una variedad de definiciones. Mientras que para unos son los
planes de estudio y los programas, para otros significa abarcar todas las
experiencias que el alumno tiene bajo la dirección de la escuela.
Podemos decir que el currículum ya no es solamente el
resultado pedagógico que se produce internamente en la institución educativa,
sino lo que ocurre en su exterior, se trata de una expresión cultural dentro de
la institución que engloba valores, ideología, conocimientos, experiencias,
como pieza clave de una sociedad cambiante que demanda más recursos humanos con
la suficiente la capacidad y competencia de adecuarse a las circunstancias
sociales, políticas y económicas dominantes.
Por lo tanto podemos hacer distinción entre varios tipos
de currículum:
àEl currículo formal es el plan de
trabajo concreto.
àEl currículo real o vivido es la puesta
en práctica del currículum formal con las inevitables y necesarias
modificaciones que requiere la contrastación y ajuste entre el plan curricular
y la realidad del aula.
àEl currículo oculto por su parte,
conceptualiza a aquellos aspectos no explícitos del currículum. Entonces, ¿cuán
oculto es el currículum oculto? ¿Puede decirse que es una estrategia académica?
El currículo oculto es una estructura que no es
reconocida oficialmente por docentes, administrativos y estudiantes, pero que
tiene un impacto significativo; por lo general está determinado por los
valores, actitudes y conductas apropiadas. Se contrapone a la noción del
currículum formal, en razón a que no está contemplado en los planes de estudios
ni en la normativa importante del sistema institucional. Es proveedor de
enseñanzas encubiertas, latentes, no explícitas...
El currículo oculto, tal y como se define por el
Feminario de Alicante (1987)8 es el conjunto de aprendizajes vividos a través
de la organización específica del centro y de lo que en él se practica. Puede
también ser definido como aquellas facetas de la vida escolar de las que se
aprende sin que las y los profesores sean conscientes de sus efectos, ni las/os
alumnos/as perciban su transmisión.
Se circunscribe a los procesos que suceden dentro del
aula, las técnicas grupales, los diálogos y los valores de los que participan
en él. Es un tanto impreciso, ya que resulta difícil medir las experiencias
transmitidas. Es importante conocer el currículo oculto que transmitimos para
no mantener las desigualdades de género.
El currículum oculto tiene un carácter ideológico, de
hecho expresa una ideología diferente a la oficial. Puede considerarse y
expresarse de modo encubierto, latente, no intencionado, implícito e
inadvertido. Y esa ideología se aprende a través de la práctica diaria en la
clase.
Lo cierto es que el currículum oculto o invisible forma
parte de procesos naturales que se producen en el aula y sus diferentes
contextos relacionados y a veces es de tal fuerza y magnitud que puede tener
una mayor incidencia que el propio currículum formal.
El currículum oculto actúa en las áreas de los valores,
las conductas y las cualidades personales. El tema de valores nos remite e
introduce el concepto de comunidad, la capacidad de saberse poner en el lugar
del otro. La posibilidad de reconocer y tomar conciencia en forma crítica y
reflexiva en el ámbito educativo, develando y haciendo explícitas las
consecuencias académicas que tienen sus prácticas.
Los
materiales escolares
Los libros de texto tienen una gran influencia sobre
alumnos y alumnas. La combinación de palabras escritas e imágenes junto con el
deseo de aprender, facilitan la transmisión de los modelos masculino y femenino
que representan.
Es necesario analizar los libros de texto y materiales de
nuestro centro para primar el uso de aquellos que fomenten la igualdad y el
respeto a las diferencias.
Libros de texto y materiales de aula, la opacidad del
lenguaje, pretendidamente genérico, que in-visibiliza a la mitad de la
humanidad, el tratamiento secundario, el menor reconocimiento y refuerzo de las
alumnas por parte del profesorado, las normas y el uso de los espacios
escolares, la no incorporación de la formación afectiva-sexual, así como el
tratamiento de la prevención de la violencia escolar, sin tener en cuenta a las
niñas y a las mujeres y la ausencia de las tareas que tradicionalmente han
correspondido al ámbito doméstico en los currículums escolares, son algunas de
las variables que dificultan la educación en igualdad.
La
interacción profesorado-alumnado
El análisis de la interacción en el aula se ha utilizado
para estudiar el currículo oculto que se transmite en la práctica docente. En
líneas generales, de dicho análisis se confirma que la mayoría de los docentes
(hombres y mujeres), dedican más atención al comportamiento de los niños, les
hacen más preguntas, les dan más indicaciones para trabajar, les hacen más
críticas y les riñen más (Tomé, 2005).
Se suele buscar la explicación a esta diferencia de
atención en el comportamiento más conflictivo de los alumnos que se distraen
con mayor facilidad y movilizan al resto del aula. Pero no es totalmente
cierto, ya que los propios docentes y el alumnado confirman que también hay
mayor interacción con los alumnos más destacados del grupo, no sólo con los
disruptivos. La menor interacción con las alumnas facilita que adopten posturas
más pasivas en el proceso de aprendizaje. Además interiorizan un papel
secundario que les lleva a sentirse menos importantes.
Aúnque no se manifiesta abiertamente, de estas interacciones
podría desprenderse el mayor valor que otorga el sistema educativo a las
actitudes más propias de los alumnos, como son la competitividad, la
agresividad, el deseo de destacar, frente a las actitudes y comportamientos más
propios de las alumnas, como son la responsabilidad, la constancia o el
compañerismo. Actitudes de respeto y buena convivencia que previenen la
violencia y a las que se otorga un papel secundario.
Al hablar de androcentrismo nos referimos a la adopción
de una única perspectiva, la del hombre, al contemplar el desarrollo de las
sociedades, el conocimiento y el saber en general. Ésta se impone en el
análisis de la realidad y de los acontecimientos históricos, sociales y
científicos, silenciando e invisibilizando las demás que quedan relegadas a los
márgenes. Lo masculino se concibe como lo universal, lo total, frente a lo
femenino, que no está en paridad, ignorando las aportaciones de la mujer al
desarrollo de las sociedades a lo largo de la historia, a la producción
cultural y al pensamiento científico. El androcentrismo determina la relación
de poder del hombre sobre la mujer.
El androcentrismo de la ciencia tiene importantes
repercusiones en el ámbito educativo. En primer lugar, los conocimientos que se
transmiten en los centros excluyen a las mujeres de la historia, no se reconoce
su contribución a la mejora de las condiciones de la vida colectiva. Los chicos
tienen modelos de héroes, sabios y artistas; las chicas apenas encuentran
precedentes femeninos en la cultura o en el poder que puedan estimular su
aprendizaje. Los modelos femeninos que recogen los textos suelen ser reinas y
santas que, generalmente, han sido reconocidas por realizar empresas
típicamente masculinas (Juana de Arco o Isabel la Católica).
Otro prejuicio que tiene su base en el androcentrismo es
la creencia sobre las capacidades del alumnado. En el ámbito educativo es
frecuente la opinión de que las alumnas tienen mayor facilidad con el lenguaje
y los alumnos con las matemáticas. En este sentido, se han realizado diversos
estudios para confirmar estas capacidades, pero no han sido concluyentes.
La jerarquización de las materias del currículo tiene
también su base en el androcentrismo de la ciencia.
El
uso del lenguaje
El lenguaje tiene una enorme influencia en la vida
cotidiana. Todo lo que existe tiene una denominación y es válido y reconocido
en la medida que se nombra, cuando tiene una palabra que lo define y lo
diferencia. Lo que no se nombra o se nombra en contadas ocasiones tiene poco
valor o no existe. El androcentrismo del lenguaje en los libros de texto y en
la transmisión oral hace invisibles a las mujeres. En muchas lenguas la
diferencia de género marca las primeras diferencias sociales.
Niños y niñas se excluyen o incluyen de situaciones,
cualidades y expectativas. Los centros educativos utilizan constantemente el
lenguaje oral y escrito para transmitir saberes y normas sociales. El uso y
abuso del genérico masculino tiene un efecto sobre el colectivo femenino, su
presencia y aportaciones se ocultan y contribuye a diluir la identidad
femenina.
Algunos de los usos sexistas del lenguaje son:
• El uso del masculino para designar colectivos que
incluyen a personas de ambos sexos, incluso cuando la mayoría son mujeres, o
cuando en el grupo hay un único varón.
• Algunos términos en la forma femenina tienen
connotaciones negativas que no tienen en la forma masculina: hombre
público/mujer pública, perro/perra, etc.
• En la denominación de muchas profesiones, al nombrarse
por la forma masculina, presupone que quien la ejerce es exclusivamente varón,
y puede limitar la perspectiva de acceso a las personas del otro sexo. Términos
como abogada, médica, ingeniera, siguen resultando extraños para muchas
personas.
El
uso de los espacios y tiempos en los centros educativos
La presencia y el reparto del espacio en el patio entre
chicos y chicas no son equitativos. Los alumnos ocupan el espacio central y la
mayoría del terreno para practicar deportes, mientras las alumnas se sitúan
alrededor del recinto, próximas a la pared.
Para muchos docentes el uso diferenciado del patio por
parte del alumnado responde a las preferencias y los gustos de cada uno. Muchas
veces, con estas creencias se perpetúan los estereotipos sexistas al afirmar
que a las alumnas les gusta hablar en grupos, mientras que los chicos prefieren
hacer deporte. Sin embargo, en centros educativos que han primado otra gestión
de los patios como espacios para la relación y el esparcimiento, han encontrado
la colaboración de las alumnas que han respondido activamente al estímulo de
realizar otras actividades, de forma conjunta, con los alumnos.
Mostrar el currículum oculto es
desvelar las trampas de la discriminación y dar paso a una educación que se
enriquezca con la presencia y participación plena de las mujeres y los hombres.
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