Tras la entrada anterior de metodología hegemónica voy a presentar una nueva metodología, la Escuela Nueva.
No se trata de un nuevo edificio para una escuela vieja. Tampoco una escuela más que se suma a las ya existentes. Es un movimiento pedagógico que surgió a finales del siglo XIX.
No se trata de un nuevo edificio para una escuela vieja. Tampoco una escuela más que se suma a las ya existentes. Es un movimiento pedagógico que surgió a finales del siglo XIX.
La escuela tradicional, no es que fuera mala, pero se había quedado estancada
en una metodología que dejaba mucho que desear. No había interactividad,
demasiado formalismo, se daba mucha importancia a la memorización y sobre todo
con maestros altamente autoritarios. Quizá, en pleno siglo XX y aun en el
presente siglo conocemos escuelas que siguen esa línea tradicionalista, pero
también hay muchas escuelas que adoptaron el movimiento de la Escuela Nueva.
La Escuela Nueva propone un alumnado activo, que pueda trabajar dentro del
aula sus propios intereses como persona y como niño.
Para ello propone una serie de principios:
v La escuela debe estar situada en la
vida: Los alumnos aprenden para la vida, y por ello la escuela debe evolucionar
al tiempo que evoluciona la sociedad.
v La escuela debe girar en torno a los
intereses del niño: La infancia tiene un gran valor en sí misma y el maestro
debe dejar de ser lo más importante en el aula.
v La escuela debe ser activa.
v La escuela debe ser una auténtica comunidad
vital: que los niños aprendan a vivir en comunidad y de manera solidaria.
Los padres deben colaborar y debe haber otros elementos colaboradores como las
autoridades, las empresas, las asociaciones.
v Debe revalorizarse el papel del maestro, debe
ser un buen observador y saber descubrir las necesidades de los niños para
despertar sus posibilidades educativas.
v El
reconocimiento de que el alumno no es depósito de informaciones, sino parte
activa de su aprendizaje a través de la experiencia.
v Son
los alumnos sujetos que deben de intervenir en el proceso grupal y educativo, considerándoselos
sus necesidades e intereses, para conseguir aprendizajes acordes a las
aptitudes individuales.
v El
reconocimiento de los alumnos desde la perspectiva psicológica, donde se
aprende haciendo; experimentando.
Aquí os dejo un mapa conceptual dinámico de las diferencias entre la escuela tradicional y la nueva.
Como afirma Liston, D. y Zeichner, K.M; en" La formación del profesorado y las condiciones sociales de la enseñanza, Madrid: Morata, 1993. (N. del T.)" podemos encontrar que, según Jonh Dewey, la acción rutinaria está dirigida ante todo por el impulso, la tradición y la autoridad. En toda escuela, Universidad incluida, existen una o más definiciones de la realidad que se dan por supuestas, en las que los problemas, objetivos y medios para alcanzarlos quedan definidos de cierta forma especial (así hacemos las cosas en mi escuela). En la medida en que los acontecimientos se desarrollan sin altercados importantes (por ejemplo, caos en el aula), esta realidad se percibe como no problemática. La propia visión de la realidad de cada maestro y profesor sirve de barrera frente al reconocimiento y la experimentación de puntos de vista diferentes. Los profesores y maestros que no reflexionan sobre su ejercicio docente aceptan, con frecuencia de manera acrítica, esta realidad cotidiana de sus escuelas, y centran sus esfuerzos en descubrir los medios más efectivos y eficaces para alcanzar los fines y resolver problemas en gran medida definidos por otros para ellos A menudo, estos maestros y profesores pierden de vista el hecho de que su realidad cotidiana sólo constituye una alternativa de entre muchas, una serie de opciones de un universo de posibilidades mucho mayor. Con frecuencia, pierden de vista los objetivos y fines hacia los que dirigen su trabajo, y se convierten en meros agentes de terceros. Cualquier problema puede enfocarse de formas distintas. Los maestros no reflexivos aceptan automáticamente la visión del problema que se adopta por regla general en una situación dada.
Como afirma Liston, D. y Zeichner, K.M; en" La formación del profesorado y las condiciones sociales de la enseñanza, Madrid: Morata, 1993. (N. del T.)" podemos encontrar que, según Jonh Dewey, la acción rutinaria está dirigida ante todo por el impulso, la tradición y la autoridad. En toda escuela, Universidad incluida, existen una o más definiciones de la realidad que se dan por supuestas, en las que los problemas, objetivos y medios para alcanzarlos quedan definidos de cierta forma especial (así hacemos las cosas en mi escuela). En la medida en que los acontecimientos se desarrollan sin altercados importantes (por ejemplo, caos en el aula), esta realidad se percibe como no problemática. La propia visión de la realidad de cada maestro y profesor sirve de barrera frente al reconocimiento y la experimentación de puntos de vista diferentes. Los profesores y maestros que no reflexionan sobre su ejercicio docente aceptan, con frecuencia de manera acrítica, esta realidad cotidiana de sus escuelas, y centran sus esfuerzos en descubrir los medios más efectivos y eficaces para alcanzar los fines y resolver problemas en gran medida definidos por otros para ellos A menudo, estos maestros y profesores pierden de vista el hecho de que su realidad cotidiana sólo constituye una alternativa de entre muchas, una serie de opciones de un universo de posibilidades mucho mayor. Con frecuencia, pierden de vista los objetivos y fines hacia los que dirigen su trabajo, y se convierten en meros agentes de terceros. Cualquier problema puede enfocarse de formas distintas. Los maestros no reflexivos aceptan automáticamente la visión del problema que se adopta por regla general en una situación dada.
En la biografía escolar de Laura Montenegro podemos encontrar un párrafo que describe muy bien esta metodología "En los cursos 5º y 6º
de primaria Salvador era nuestro tutor. Con él plástica era de lo más divertido
y original. En el primer trimestre con abalorios aprendimos a hacer pulseras,
pendientes, llaveros de cocodrilos. Salvador nos daba un esquema de como poner
los hilos con las bolas y así aprendimos. En el segundo trimestre hicimos un
cuadro del pintor que mas nos gustase. Salvador nos trajo libros y nosotros
elegimos uno. Y en el tercer trimestre nos enseño a tejer con un bastidor de
madera, el cual construían nuestros padres y con lana íbamos tejiendo una foto
que él nos dio con los colores que elegíamos nosotros. En matemáticas todos los
viernes teníamos examen de cálculo mental, en el cual él ponía una serie de
cuentas en la pizarra y cada uno copiaba en su libreta y las resolvíamos. Al
momento las corregía y teníamos que llevar esa página firmada por nuestros
padres. Al igual que la agenda todos los días las teníamos que llevar firmada
en el día que tocaba para que los padres estuviesen al tanto de todos los
deberes que teníamos que hacer. En lengua había un día que teníamos Dictado.
Uno de los alumnos, cada semana nos tocaba a uno, buscaba un texto en casa, lo
leía en voz alta en clase y todos lo copiábamos. Conocimiento del Medio era una
asignatura en la cual solo daba conceptos. La gran novedad fue en 6º, ¡llegaron
los ordenadores a clase! Salvador nos dejaba consultar todo en los ordenadores." Aquí podemos ver como el profesor es reflexivo y se renueva constantemente adaptándose así a una Escuela cada vez más nueva y sobre todo la implicación en cada una de sus clases siendo un profesor que no compartía el magistercentrismo, ya que el era uno más en cada clase.
Os adjunto a continuación una foto en la que podemos ver las características de Magistercentrismo, que se refiere al papel del profesor en la escuela tradicional y el Paidocentrismo que es el papel del docente en la Escuela Nueva.

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